Vejez feminizada

Publicado: 11 abril 2023

Durante el año 1960 solamente un 4,97% de la población mundial era mayor de 65 años, de acuerdo con el Banco Mundial, número que prácticamente se duplicó para el año 2021 dentro del cual el 9,54% eran personas mayores. Estas cifras, para el año 2050, se espera que sigan aumentando y lleguen a 16% según estadísticas de Naciones Unidas.

Alexander Linford Child Director del Observatorio Constitucional del grupo UA-RECHI de la Universidad Autónoma de Chile
El incremento sostenido de la población mayor tiene un marcado aspecto femenino, debido a que los hombres tienen una expectativa de 69.8 años y las mujeres de 74.9 años de vida a nivel mundial. El 69.6% de los pacientes diagnosticados con Alzheimer también son mujeres, lo que trae aparejada también una realidad sociológica y jurídica que es necesario considerar.  
 
Los cuidadores, también denominados “pacientes ocultos” han aumentado considerablemente debido al incremento sostenido del número de personas mayores en situaciones de dependencia, asumiendo generalmente el papel de cuidador un miembro de la familia, quien es llamado cuidador informar o familiar y que conforman alrededor del 80% del total de los cuidadores, dejando solamente un 20% a aquellas instituciones de cuidado establecidas, o formales.  
 
La denominación de “pacientes ocultos” se debe a las diversas consecuencias físicas y psicológicas que pueden traer como consecuencia el ejercicio del cuidado, dentro de las que se encuentran mayores rasgos de ansiedad, depresión, trastornos del sueño, aumento de la morbilidad cardiovascular, entre otras, lo que se suma a las consecuencias sociales producidas debido al gran tiempo que dedican al desempeño del papel de cuidador, enmarcándose en afectaciones a su vida familiar y relaciones interpersonales. Esta enfermedad oculta, también tiene cara de mujer, siendo aproximadamente un 71% mujeres que ejercen el cuidado, en contraste con un escaso 29% de hombres que está a cargo de dicha labor.  
 
Como conclusión podemos señalar que la vejez, las demencias y el cuidado tienen un claro aspecto feminizado, el cual demanda miradas de género para su tratamiento, desarrollo y protección, lo que, sumado a la mirada de vejez propia del último estadio de la vida, deben ser guía del desarrollo de políticas públicas, las que, enfocadas mediante el conocimiento de los receptores, garantizan la eficiencia y eficacia de la implementación de los programas y del gasto que ellos conllevan.
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