Hay preocupación de que una empresa nacional no sea el mecanismo más ágil. Alternativas como contratos de explotación similares a los existentes, concesiones de explotación o la formación de sociedades con participación de privados y empresas estatales son hoy todas opciones válidas frente al retroceso del país con respecto a la competencia mundial. Según el último estudio del banco de inversión JP Morgan, Chile pasaría en 2030 del segundo al cuarto lugar en producción de litio, después de Australia, China y Argentina.  

 

Empresas como Eramet, Wealth Minerals, Lithium Power International, Minera Salar Blanco, Simco y BYD estarían en condiciones de trabajar en el país, con la tecnología necesaria para la protección del medio ambiente y la inclusión de los actores locales en donde se desarrollarán las faenas, obteniendo una “licencia social” para operar. Incluso la francesa Eramet abriría una sucursal en Chile, importante es la experiencia que tiene en vinculación Estado-privados, la mayoría de los trece países donde opera lo hace bajo régimen de asociación con el Estado o con una empresa estatal.  

 

Lo que definitivamente no puede hacer el Estado es seguir postergando la explotación. El Litio incrementó su valor un 500% el año 2021 y se proyecta que al 2050 la demanda se multiplique por 10. En 2022 el Estado chileno recibió más de US$5.000 millones por la explotación del litio por privados. Esto es cerca de 1,6% del PIB o 6,4% de todos los ingresos fiscales del año pasado. Incluso más que toda la gran minería privada del cobre. Visto de otra forma, se duplicó el aporte de Codelco. Una vez perdida la posibilidad de una reforma tributaria en el Congreso, el Estado tiene una posibilidad real de poder recaudar el dinero necesario para las arcas fiscales. El modelo actual de público-privado le permite al Estado tener 60% del margen sin asumir riesgos, sin necesidad de invertir ni hacer el trabajo operativo, pero sin duda hay legitimas opiniones y caminos distintos.  

 

Los mercados son dinámicos y la competencia es alta, de ahí que es muy importante que Chile cuente con una política nacional del litio de largo plazo que tenga la necesaria flexibilidad para poder ir ajustándose, que considere la necesidad de fortalecer la cadena de valor a nivel local y promueva la investigación y desarrollo en torno a la industria del litio. Hoy, debemos actuar de forma articulada como país para ser líderes de la industria del litio, buscando una producción sostenible, relaciones armónicas con los ecosistemas y las comunidades, y avanzar hacia una mayor agregación de valor.