Enseñanzas de una pandemia
La pandemia del nuevo coronavirus puso a prueba la capacidad de respuesta de la política científica de los países. Chile reasignó recursos suspendiendo los instrumentos de vinculación internacional, reacondicionando laboratorios universitarios y abriendo convocatorias para la producción de protección y escalamiento de prototipos de ventiladores mecánicos. ¿Cómo afectará la priorización del Ministerio de Ciencia y ANID a mediano y largo plazo el escenario actual? ¿Se invertirá más en investigación?
Para muchos la ciencia es un lujo y no una necesidad, pero es fundamental para el desarrollo. Es a través de ella que podremos transformar nuestra matriz económica y pasar de ser exportadores de materias primas a productores de conocimiento. La realidad actual nos señala que en investigación en COVID-19 las publicaciones científicas de Latinoamérica cumplen un rol marginal en el mapa de generación internacional. «La región representa cerca del 4% del total de publicaciones del mundo» señala el último informe del BID sobre ciencia, innovación y desarrollo productivo. Y agrega, «los gobiernos de la región han considerado poco prioritario financiar un sector cuya contribución de corto plazo al desarrollo es claramente menos visible, en contraste con otras prioridades como infraestructura o servicios sociales».
A nivel internacional se ha demostrado que la inversión en soluciones que aportan valor es fundamental. Aquellos países que cuentan con ecosistemas de innovación más maduros son los que están siendo capaces de dar respuestas a la crisis de manera más veloz y contundente. La experiencia de la pandemia debiera servir para que Chile extraiga algunas lecciones, no solo sobre la importancia de invertir en la generación de mayores capacidades, sino también sobre la importancia de aumentar la calidad y cantidad de recursos en investigación como única forma de enfrentar el futuro.
Carta publicada en: La Segunda