El día que Richard Dawkins nos hizo reflexionar sobre divulgación

Comunicar las ciencias es necesario, y en mi columna anterior di las razones. Se requiere mucho tiempo y esfuerzo para que el conocimiento, que se genera en laboratorios y oficinas, llegue a oídos de los ciudadanos. El Congreso del Futuro es una de esas instancias de divulgación donde los investigadores están dispuestos a comunicar lo que investigan.  

Dr. Juan Carlos Beamin. Astrónomo y coordinador científico del Centro de Comunicación de las Ciencias, de la Universidad Autónoma de Chile
El Congreso del Futuro es uno de los encuentros más importantes de nuestro país. En cifras, más de 100 expositores, nacionales e internacionales, comentan los avances en sus investigaciones. Contamos con reconocidos premios Nobel, Pritzker, incluso IgNobel. Divulgadores científicos excepcionales, grandes innovadores, directores de fundaciones…Hombres y mujeres que facilitan el avance de la ciencia. Y como si esto no fuera suficiente, la entrada es gratuita y se transmite de forma abierta por una señal online.


Pero esto no es todo. El lugar donde se realiza el evento principal es el salón de honor del ex Congreso Nacional. Un lugar inspirador, que nada le envidia a cualquier escenario del mundo. ¿Qué más se le podría pedir a un evento de comunicación científica? Creo que está muy bien y cada año sigue mejorando, pero… ¿Qué desafíos nos deja a nosotros -los investigadores- tras su realización?

No todos nos informamos por el mismo canal. No todos vemos el streaming o tuvimos posibilidad de asistir para escucharlos en vivo. Algunos no tienen acceso a Internet, o simplemente prefieren leer un periódico o escuchar la radio. Para poder llegar a estas personas, se necesita que el Congreso traspase las plataformas digitales y se instale en más plazas, calles y barrios de nuestro país.

«No más el científico intocable, que baja desde el Olimpo a iluminar a las personas, o terminaremos convirtiendo a la ciencia en un dogma, justo lo que tanto nos esforzamos por derribar. Una actitud orgullosa puede alejar a más gente que las ecuaciones más difíciles»

Este año me tocó experimentar el Congreso del Futuro desde una vereda diferente a mi labor como astrónomo. Este año viví el encuentro como divulgador y desde las bambalinas de prensa, junto a fotógrafos, camarógrafos y periodistas. 

Noté las diferentes actitudes de quienes exponían, al momento de afrontarse a una entrevista o un video para redes sociales. Vi la timidez, la confianza e incluso los llamados «plantones» (concepto que después me explicó mi compañera de labores) de aquellos que rechazan las cámaras y el contacto con los equipos de comunicación cual estrellas de Hollywood. Fue el caso de Richard Dawkins.

Investigadores e investigadoras: no es necesario que todos sean excelentes divulgadores o tengan gran desplante con los medios, pero si ya se dieron el tiempo de hacer un espacio en su agenda, viajar, y preparar una presentación, no es pedir mucho el usar otros medios para llegar a las personas que no pudieron estar ahí… Y hacerlo con empatía.

¿Mi mensaje? No más el científico intocable, que baja desde el Olimpo a iluminar a las personas, o terminaremos convirtiendo a la ciencia en un dogma, justo lo que tanto nos esforzamos por derribar. Una actitud orgullosa puede alejar a más gente que las ecuaciones más difíciles. No importa si ha escrito muchos libros o publicado muchos papers, o si tiene millones de seguidores en Twitter. 

Afortunadamente, la mayoría de quienes participaron en este Congreso del Futuro 2019 son evidencia que vamos por el buen camino, donde un investigador puede ser brillante y amigable, tímido pero entusiasta, y que eso no significa que tenga menos conocimiento o sea un científico sin tanto prestigio. Vamos por una buena senda, pero aún queda trabajo por hacer.

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