Calidad de vida en la tercera edad: ¿el ejercicio está relacionado con la funcionalidad (o autonomía)?

Publicado : 03 septiembre 2021

Estudio busca analizar la mediación de la condición física con la calidad de vida a través de la influencia de la funcionalidad en adultos mayores. «Tema relevante para los profesionales que trabajan en el área, para que su intervención no sea solo mejorar los niveles de condición física, sino que también recuperar o prevenir la pérdida de autonomía, y así contribuir a mejorar la calidad de vida», señala el Dr. Eugenio Merellano, uno de los autores.

El envejecimiento es un proceso natural que conlleva la perdida de las capacidades funcionales de forma progresiva acorde a la edad, acelerando de forma considerable una vez que se sobrepasa el umbral de los 80 años. Principalmente por el declive en los niveles de actividad física, lo cual genera una baja en la resistencia aérobica, flexibilidad, pérdida de fuerza, velocidad, agilidad y equilibrio.  

La calidad de vida después de esta edad está directamente relacionada con la preservación de la movilidad y la funcionalidad física. Esta capacidad se mide por el número de actividades que una persona puede hacer de forma autónoma. Las actividades básicas de la vida diaria son: comer, vestirse, asearse, caminar distancias, cargar cierta cantidad pesos, entre otras.  

Por eso, un estudio busca analizar la relación entre la condición física y la calidad de vida, midiendo el efecto mediador de la funcionalidad física. El análisis de mediación es un procedimiento estadístico utilizado para determinar el vínculo entre dos variables y el grado en que esta relación puede ser modificada, mediada o confundida por una tercera variable. Este es el primer trabajo que analiza la asociación de estas tres variables en conjunto, lo que proporciona una mayor comprensión de esta relación.  

El estudio se realizó en la Región del Maule con una muestra total de 406 adultos: 111 hombres (27.33%) y 295 mujeres (72.66%) con una medida de edad de72.23 ±6.84. Se consideraron como criterio de exclusión el deterioro cognitivo y problemas motores severos e hipertensión arterial no controlada.  

Todos los participantes realizaron un calentamiento antes de las pruebas a través con ejercicios de movilidad articular y estiramiento durante 5 minutos. El tiempo total de aplicación de la prueba fue de aproximadamente 45 minutos. Además, se les consultó por datos generales y cuánta actividad física realizaban semanalmente. Siguiendo estudios previos se categorizó a la actividad física en cero, tres y más de tres horas a la semana. Con otras escalas internacionales se midió movilidad, resistencia aeróbica, fuerza en las extremidades inferiores y superiores, flexibilidad de la parte inferior y tren superior.  

Los resultados muestran que solo el 20 % tiene peso normal y el 30,3% realiza tres horas o más de actividad física por semana. El 59,1% de los participantes posee moderada o baja funcionalidad. Las mujeres obtuvieron mejores resultados en todas las pruebas, a excepción de los ejercicios en extremidades superiores, y en resistencia aeróbica, en la que fueron similares para ambos sexos.  

Se confirmó el papel mediador de la funcionalidad física en la relación entre la condición física y la calidad de vida con un efecto indirecto significativo. Además, el impacto directo de la condición física sobre la calidad de vida sigue siendo significativo al controlar la funcionalidad física, sugiriendo así una mediación parcial. Este resultado, sugiere que la condición física, independientemente de su impacto en el funcionamiento físico, está relacionada con la calidad de vida relacionada con la salud.  

«Nuestro siguiente paso es determinar es analizar el efecto de diferentes tipos de ejercicios en la capacidad funcional de los adultos mayores y como cada uno, mejora el sistema inmune» finaliza el Dr. Eugenio Merellano.

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