Día mundial de la población

Son 30 años desde la promulgación del día mundial de la población. Hablar de población implica referirnos a la movilidad de esta, y a la salud de la población migrante. La migración de acuerdo a la OMS, es un determinante de la salud, lo que cobra especial relevancia cuando hablamos de las mujeres y de la salud reproductiva de estas.

Dra. Andrea Avaria Saavedra Doctora en antropología social Investigadora Universidad Autónoma de Chile

Los desafíos que enfrenta la atención sanitaria en salud hoy son significativos. Implica considerar la atención de salud de población que tiene una experiencia de salud, en sus países de origen, un idioma diferente, implica incorporar en el sistema sanitario formas de entender la salud, desde culturas y cosmovisiones distintas. 

La población migrante, es por lo general, sana y joven, por lo que, en comparación a la población nacional, a pesar de la percepción común de la gente, utilizan menos los sistemas de salud.

Los egresos hospitalarios asociados a población migrante, se relacionan con el parto principalmente, sin embargo estos son menos que los de la población nacional. De acuerdo a los datos de Agar, Delgado, Oyarte, Cabieses, 2017, la tasa de egresos hospitalarios de la población extranjera es menor que la nacional, la principal causa de egreso hospitalario en la población extranjera es el “embarazo, parto y puerperio con un 43,7% del total. En el caso de las chilenas es de un 19,4%” 2017. Pp. 105). Los egresos hospitalarios por parto a nivel nacional para el 2017 corresponden, de acuerdo al Ministerio de Salud (MIINSAL), a 160.927 egresos por parto y por tanto los egresos por parto de la población extranjera no superarían los 31 mil. Las barreras más significativas que identifican los servicios de salud en la atención del parto es la barrera del idioma. Sin embargo, sabemos, que se producen otras barreras asociadas a la percepción general de la migración y que se traduce en prácticas sociales de exclusión y discriminación de la población migrante. 

En el día mundial de la población, invito a pensar la salud reproductiva de las poblaciones, a asegurar los derechos a salud sexual y reproductiva, especialmente de las poblaciones que migran, de las mujeres, niños y niñas que migran. Chile puede articular con otros países de la región el cuidado de la población migrante, sus derechos, y sus derechos reproductivos.

El MINSAL, a través del Decreto Nº67 el 2014, reconoce el derecho a la atención de salud de la población migrante, asegurando la atención de salud de todas las personas que viven en Chile. La población migrante en situación irregular, sin visa o sin documentos, tendrán cubiertas las atenciones de urgencia, y las atenciones durante el embarazo y parto, asegura también las condiciones de acceso a métodos de regulación de fertilidad y atención de enfermedades transmisibles, entre otras. Todas las personas migrantes que coticen en FONASA al igual que los chilenos tendrán atención de salud. El desafío está hoy entonces, en reconocer a la población migrante como sujeto de derecho. Ello implica, realizar acciones que garanticen el acceso de la población a la atención sanitaria. Conlleva avanzar en la atención de carácter intercultural, derribar las barreras culturales y acoger la diversidad de realidades y particularidades de los migrantes. El proyecto “No es igual parir en casa que fuera de ella: Mujeres migrantes, extranjeras y nacionales, experiencias de embarazo, parto en los servicios públicos y privados en Santiago de Chile” FONDECYT 3160106, evidencia la complejidad de los procesos asociados a la salud reproductiva de las mujeres.

El parto en la vida de las mujeres, no solo es biológico. En este hecho se articulan mecanismos sociales que perpetúan las desigualdades de género, clase y raza. Los orígenes nacionales de las mujeres, sus características físicas, sociales, educacionales, de clase, se articulan en la interacción, con las representaciones y preconcepciones que tiene la sociedad y en particular los equipos de salud que atiende a las mujeres y a las mujeres migrantes. Estas representaciones se traducen en prácticas sociales al interior de los sistemas de atención de salud, se espera que las mujeres migrantes se adapten y asuman el sistema de salud chileno como propio, de manera de responder, a partir de estos parámetros, a los controles, en los tiempos y condiciones que establece el sistema. Se espera que adopten y se adapten a las decisiones médicas, al uso de tecnologías y a los procesos de medicalización del parto, cuestiones que se contraponen en muchos de los casos a las condiciones, experiencias y necesidades que las mujeres traen de sus países de origen.

Las representaciones (ideas, imágenes, percepciones), que tienen los equipos de salud, de las mujeres nacionales, migrantes, y extranjeras, durante el parto, reproducen la exclusión que se observa en lo social: el racismo, el clasismo y el género como articulador de la exclusión. Ser mujer, en particular ser mujer migrante, pobre y mujer negra migrante, son determinantes en las experiencias de violencia, justificación de malas prácticas en salud reproductiva y en la medicalización de estas. 

Frente a la evidencia, debemos articular estrategias que faciliten la acogida y la movilidad de las poblaciones. Debemos asegurar las condiciones de acceso a derechos y en particular de los derechos reproductivos de las mujeres migrantes y nacionales.

En el día mundial de la población, invito a pensar la salud reproductiva de las poblaciones, a asegurar los derechos a salud sexual y reproductiva, especialmente de las poblaciones que migran, de las mujeres, niños y niñas que migran. Chile puede articular con otros países de la región el cuidado de la población migrante, sus derechos, y sus derechos reproductivos.

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