COVID-19: ¿Qué factores ambientales facilitan la propagación del virus?

Publicado : 18 junio 2021

Un nuevo estudio señala que la transmisión del virus en Chile es mayor en las ciudades más frías y secas y cuando la presión atmosférica es menor, por lo que podría recrudecer con la llegada del invierno.

En Chile la pandemia de COVID-19 está lejos de ser controlada, finalizando mayo de 2021 se contabilizaron en total más de 37 mil personas fallecidas y los casos activos se acercaban a superar los 57 mil, según datos del Departamento de Estadísticas e Información de Salud, del Ministerio de Salud.

Adquirir una mejor comprensión de los factores claves en la transmisión del coronavirus se sitúa en el centro de los esfuerzos mundiales en investigación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha especificado que el virus que causa la COVID-19 se transmite por vía aérea, a través de los aerosoles que expelemos al respirar, hablar, cantar, gritar, toser o estornudar, y que en caso de estar contagiado(a) pueden contener partículas virales que pueden ser inhaladas, por lo que el contacto persona a persona es la principal vía de contagio. Además, estos aerosoles pueden permanecer en el aire en espacios cerrados y mal ventilados, aumentando significativamente la probabilidad de infección.

La investigación mundial también se ha enfocado en identificar aquellos factores que facilitan la propagación del virus, en particular el papel de los factores climáticos ha concitado especial interés. Algunos estudios en otros países han informado que la propagación de la enfermedad aumenta en climas más fríos y secos. En la actualidad, el hemisferio sur está entrando en invierno y, por lo tanto, se esperan temperaturas más bajas en los próximos meses ¿qué papel desempeñan las variables ambientales en las tasas y patrones de transmisión de COVID-19 en Chile?

Recientemente un equipo de investigadores(as) provenientes de ocho instituciones nacionales y extranjeras abordó esta pregunta, tomando ventaja de la gran variación ambiental dentro de Chile debido a su particular geografía, donde es posible distinguir al menos seis zonas climáticas, incluyendo el desierto, semiárido, mediterráneo, marino de la costa oeste (o clima oceánico), tundra y capa de hielo.

El equipo de investigación examinó las variables ambientales, entre el 23 de febrero y el 16 de agosto de 2020, en 360 ciudades con y sin presencia de COVID-19. Las ciudades de distribuyeron a lo largo y ancho de Chile, desde Arica hasta Cabo de Hornos, y desde la costa del Océano Pacífico hasta la Cordillera de los Andes, cubriendo cinco de las seis zonas climáticas. Sólo la capa de hielo (ubicada en las zonas más altas de la cordillera de los Andes) no fue examinada debido a la ausencia de población humana.

Las variables climáticas analizadas provenían de 159 estaciones meteorológicas en Chile que registran cada hora la temperatura atmosférica máxima y mínima, la humedad relativa de la atmósfera, la humedad absoluta, la precipitación acumulada, la presión atmosférica, la radiación solar ultravioleta y la velocidad del viento. Adicionalmente, las y los investigadores examinaron también otras variables ambientales,  tales como datos de contaminantes del aire provenientes de 30 estaciones de calidad del aire, demográficas como área de la ciudad, tamaño y densidad de la población, y geográficas incluyendo datos como latitud, longitud y altitud obtenidos desde la Corporación Nacional Forestal y dese la Infraestructura de Datos Geoespaciales de Chile.

En el mismo periodo, es decir, desde el primer caso de infección por COVID-19 registrado en Chile el 23 de febrero de 2020 hasta el 16 de agosto de 2020 en que se contabilizaban 387.000 habitantes infectados y 10.500 defunciones, el equipo de investigación caracterizó la transmisión de COVID-19 en las 360 comunas y ciudades a partir de fuentes oficiales y basándose en la tasa de infección relativa media, la cual corresponde a: (número de habitantes infectados por semana / población total) × 100.000.

Los datos recopilados fueron analizados estadísticamente y con la aplicación de modelos matemáticos se estableció la correlación entre algunas variables. Los resultados del estudio muestran que el clima juega un papel clave en la transmisión de COVID-19 en Chile. En particular, el equipo de investigación encontró una relación negativa entre la tasa de infección y la temperatura mínima, hallazgo de especial preocupación, ya que como sugieren los autores, esto implicaría que, con la llegada del invierno y las temperaturas más bajas en los próximos meses, se podría esperar un recrudecimiento de la enfermedad.

En segundo lugar, encontraron que la presión atmosférica se relacionó negativamente con la propagación del coronavirus en Chile. Esta variable puede influir en la variación climática,  ya sea generando condiciones favorables para la propagación (sequía y viento suave) o desfavorables (alta humedad y viento fuerte). Por ejemplo, las altas presiones pueden limitar el tiempo de suspensión de las partículas virales en el medio ambiente. Sin embargo, hay estudios que describen correlaciones directas e inversas, por lo que aún no hay consenso en la comunidad científica sobre el vínculo entre la presión atmosférica y la propagación del virus SARS-CoV-2

Finalmente, el equipo de investigación encontró una relación negativa entre la tasa de infección y la humedad relativa. Otros estudios han informado que la humedad relativa alta reduce las tasas de transmisión y la viabilidad del coronavirus, lo mismo se ha documentado para el virus de la influenza, en este caso la estabilidad del virus en aerosoles es un determinante clave de la transmisión.

A baja humedad relativa la evaporación del agua de los aerosoles exhalados se produciría rápidamente, lo que conduciría a la formación de núcleos de gotitas que pueden permanecer más tiempo en el aire; por el contrario, si la humedad relativa es alta, las pequeñas gotas respiratorias absorberían agua, aumentarían de tamaño y se depositarían más rápidamente permaneciendo menos tiempo en el aire.

Otro punto importante que señalan las y los investigadores es que tanto la temperatura como la humedad relativa pueden contribuir en forma indirecta a la transmisión del virus, a través del incremento de la movilidad de las personas. En conjunto los resultados del estudio contribuyen a la evidencia mundial sobre cómo los factores climáticos pueden influir en la propagación de la enfermedad y, como los autores proponen, pueden servir como base para modelos predictivos de transmisión de COVID-19 que ayuden a la toma de decisiones y el manejo de la enfermedad por parte de las autoridades.

Referencia

Correa-Araneda, F., Ulloa-Yáñez, A., Núñez, D. et al. Environmental determinants of COVID-19 transmission across a wide climatic gradient in Chile. Sci Rep 11, 9849 (2021). https://doi.org/10.1038/s41598-021-89213-4

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