¿Tratar el alcoholismo a través de la dieta?

Publicado : 21 octubre 2022

Estudio, recientemente publicado, plantea que, si se aumenta la cantidad de ciertos ácidos grasos de cadena corta en el intestino, se podría proteger la función de la barrera epitelial que ha sido dañado por el consumo abusivo de alcohol, y así evitar el desencadenamiento de la respuesta inflamatoria en el cerebro que llevan a una persona al alcoholismo crónico.

Existe una estrecha comunicación entre los microorganismos que viven en el intestino y el cerebro, el llamado eje microbiota-intestino-cerebro. Esta interacción ocurre a diferentes niveles.   Investigaciones recientes han descubierto que el tipo de bacterias que viven en el intestino (microbiota) pueden tener influencia en lo que pasa en el cerebro.  

«Éstas producen una respuesta inflamatoria a nivel intestinal en la que se liberan mediadores llamados citoquinas proinflamatorias, que viajan por la sangre, atraviesan la barrera hematoencefálica y llegan al cerebro» detalla el Dr. Eduardo Karahanian, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Chile.  

Una vez en el cerebro, estos mediadores activan una segunda respuesta inflamatoria, que se conoce como neuroinflamación.  

«El problema con el consumo abusivo de alcohol, es que daña la barrera epitelial del intestino, por lo que se incrementa la respuesta inflamatoria en la sangre que se traslada al cerebro» complementa el investigador.  

La neuroinflamación produce un importante desbalance químico en el cerebro, alterando algunos sistemas de neurotransmisores. Como relata el Dr. Eduardo Karahanian «en la adicción al alcohol participan varios de estos sistema de neurotransmisores, que al verse alterados producen cambios que llevan a una dependencia física y psicológica a beber».  

Otras investigaciones han señalado que ciertas moléculas, llamadas ácidos grasos de cadena corta, muestran un efecto protector contra el daño intestinal. Por lo que, si se aumenta su presencia podría también proteger al cerebro.  

«Lo interesante, es que estos ácidos grasos son producidos por las mismas bacterias que viven en nuestro intestino, a partir de fibras que ingerimos en nuestra dieta. Así, simplemente incrementando el consumo de fibras podríamos proteger del daño intestinal producido por el alcohol, evitando la neuroinflamación que es responsable del establecimiento del consumo crónico» concluye el investigador de la Universidad Autónoma de Chile.  

Se plantea así que quizás, una simple intervención dietética, podría tener profundas implicancias en evitar todos los fenómenos moleculares y celulares que llevan a que una persona sea incapaz de dejar de beber alcohol.  

Diliana Pérez-Reytor & Eduardo Karahanian (2022) Alcohol use disorder, neuroinflammation, and intake of dietary fibers: a new approach for treatment, The American Journal of Drug and Alcohol Abuse, https://doi.org/10.1080/00952990.2022.2114005

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