¿4×3?

Publicado : 08 abril de 2021 

España pondrá a prueba la semana laboral de cuatro días. Propuesta que ya había sido reportada por Microsoft en Japón a fines de 2019 y que hoy se retoma como otro de los efectos laborales post-covidianos. ¿Es beneficioso? ¿es un caso de éxito que pueda replicarse sin más en otros países?

Alejandro Vega. Investigador del Observatorio de Políticas Públicas (OPP), Universidad Autónoma de Chile
Sin duda, un aumento de la productividad por menos horas de trabajo a la semana implica producir el resultado de 5 días en sólo 4 días. Las premisas no son para nada nuevas, eso implica focalizarse al 100% en el trabajo, para compensar la menor jornada, producir al menos lo mismo y así el trabajador obtener un día libre que pueda destinarlo a fines personales.  
 
Con esta idea surge una vieja tensión laboral: la existente entre vida familiar y trabajo. En términos de sostenibilidad se conoce como «trabajo decente y crecimiento económico» (ODS 8) la desconexión beneficiosa para el trabajador que se da camino a casa, estando con la familia o en el tiempo libre, pero la ubicuidad de la tecnología potencia el ingreso del trabajo en la vida familiar, si se desarrolla en redes informales aún más, «… es sólo para contestar a mi colega» es una forma de naturalizar esto.  
 
El incremento de productividad logrado en confinamiento y con teletrabajo, dejan de tener causas evidentes, los factores involucrados aumentan y en ocasiones son difíciles de medir. Como contrapunto objetivo podemos mencionar la creación en Japón del Ministerio de la Soledad, dado el aumento de suicidios en 2020. Sin duda, no es por una única causa, pero la tensión laboral es un factor relevante en un país que se toma en términos de productividad como ejemplar.  
 
En ese contexto de soledad, el equilibrio entre trabajo y vida familiar desaparece no por un menor trabajo, sino por la ausencia familiar. Así el costo de una mayor productividad y el crecimiento económico es sólo contrapartida del menor desarrollo social. Este desequilibrio hace que el trabajo no sea decente y el desarrollo tampoco sea sostenible, dado a la falta de un triple equilibrio ambiental, económico y social.
 
Columna publicada en La Segunda.
Menú
X