Obesidad como factor de riesgo en enfermedades respiratorias

Muchas veces escuchamos «niño gordito niño sanito», pero, a la luz de los datos científicos, esto está muy alejado de la realidad. El sobrepeso es un factor de riesgo para el desarrollo de coinfecciones virales y aumenta la severidad en casos de virus sincicial respiratorio y otras enfermedades respiratorias.

Dra. Loreto Fuenzalida. Investigadora del ICB de la Universidad Autónoma de Chile

Las enfermedades por virus respiratorios son el temor de padres y madres durante todo el invierno, en especial por virus respiratorio sincicial (VRS) y virus. Conversamos con la Dra. Loreto Fuenzalida, especialista en virus respiratorios, particularmente en estudios clínicos con niños/as.

Su motivación por la investigación aplicada comenzó desde sus estudios de pregrado y, tras decidir que la investigación clínica era su pasión, decidió emigrar a España. Realizó su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona que está asociada a un hospital, donde pudo estudiar virus respiratorios como bocavirus y metapneumovirus.

Como la vida está llena de cambios, en 2009, mientras ella aún cursaba su doctorado en Barcelona, apareció la influenza A H1N1 también conocida como «gripe porcina» o «influenza porcina», una pandemia que ha causado a la fecha entre 150 a 575 mil muertes y ha contagiado entre 700 y 1400 millones de personas en todo el mundo. Este hecho cautivó su interés como investigadora y también dio un nuevo rumbo al curso de su investigación.

«Cuando comenzó el brote, en España estábamos en verano y veíamos lo que estaba pasando en México, en Chile y el resto del mundo, en especial en los países a los que esta influenza pilló en invierno. Como estábamos en verano y el virus se atrasó en llegar, pudimos tomar algunas medidas que otros no pudieron. Algo que llamó de inmediato mi atención fue que los informes apuntaban que, como nunca, la obesidad estaba siendo un factor de riesgo en adultos jóvenes obesos sin otras patologías de base, los que estaban teniendo muchos problemas con esta influenza. La severidad que alcanzaba la enfermedad con la obesidad era algo nuevo. De hecho, muchos obesos mórbidos fallecieron en Chile producto de influenza A H1N1 2009», comenta.

¿Por qué dices que este agravante de la obesidad cambió algo en ti y en la dirección de tus investigaciones?

En general, después de la pandemia de 2009 del H1N1, empezó el estudio en adultos obesos y modelos de ratones para adultos obesos, pero en niños no se estaba estudiando el tema. Por otro lado, Chile lamentablemente tiene una de las tasas más altas de obesidad, particularmente infantil, así que por eso decidí estudiar el efecto de la obesidad en las enfermedades respiratorias, en especial las causadas por VRS en niños, que es algo que no se había estudiado. Esa fue la propuesta con la que volví a Chile para realizar mi proyecto Fondecyt de Iniciación.

¿Nos puedes contar cómo se llevó a cabo esta investigación?

[Respira un poco y continúa] Bueno, no es fácil, porque debes conseguir alianzas con los hospitales y clínicas y muchos ya están comprometidos. Por otro lado, tomar muestras de niños es complejo, es un grupo sensible. Primero hay que considerar que son niños pequeños, un grupo vulnerable. Debes tener el consentimiento de uno de los padres y del niño o niña en caso de que ya sean un poquito más grandes. Además, en ningún caso se va a solicitar una muestra, por ejemplo de sangre, si no se justifica clínicamente, solo podemos tomar muestras de los niños que ya han ingresado y tienen algún tipo de acceso venoso conectado requerido para el proceso de hospitalización. Hay que considerar también el momento difícil para los padres, tener a su hijo pequeño en una situación delicada, y el personal médico, ya que generalmente en invierno las enfermedades respiratorias colapsan los centros de atención hospitalarios.

Afortunadamente, el proyecto tuvo buena acogida en la Clínica Dávila y en el Hospital de niños Exequiel González Cortés. Ellos toman las muestras a niño/as que ya están hospitalizados y cuyos padres consienten el que participen en el estudio, nos entregan las muestras, que luego nosotros llevamos hasta el laboratorio respetando las normas de seguridad de traslado y la cadena de frío, y también nos facilitan algunos datos de los pacientes, por ejemplo, la epicrisis (o resumen de egreso del paciente), el peso y otros detalles, para que podamos hacer un análisis completo de cada uno. Las muestras de sangre (aprox. 2 mL) son escasas y por ello tenemos que ser muy cuidadosos al analizarlas. Logramos obtener 160 muestras, pero luego de una revisión exhaustiva de criterios de inclusión/exclusión, el estudio se realizó con 119 muestras entre niños y niñas.

¿Cuáles fueron los principales resultados?

En el estudio que hicimos los niños/as menores de seis meses con sobrepeso u obesidad están más días hospitalizados y más días con oxígeno que los niños con peso normal. Es decir, la obesidad y el sobrepeso son un factor de riesgo en niños pequeños que se hospitalizan por infección respiratoria de origen viral.  La idea de que «niño gordito es más sanito» es incorrecta y contra eso tenemos que actuar.

La gente no toma conciencia de que su hijo es obeso o tiene sobrepeso. Por ejemplo, al preguntarle a algunos padres si querían participar en un estudio sobre cómo influye la obesidad en la gravedad de una enfermedad, ellos te dicen que no porque su hijo no es obeso, aunque el niño presente sobrepeso. Existe una especie de ambiente obesogénico, donde la obesidad se normaliza de alguna manera y la gente cree que estar obeso es lo normal.

Además de tener un cuadro más severo ¿Hay otros problemas asociados a la obesidad en los pacientes con VRS?

Sí, justamente estamos investigando al respecto y ya hemos detectado una tendencia que indica que en menores obesos hay más coinfecciones virales que en pacientes normopeso, es decir, que más de un virus ataca al mismo tiempo. Antes se creía que los virus  se presentaban, sin embargo en la actualidad se sabe que las coinfecciones son frecuentes y que incluso pueden causar una enfermedad más compleja. Según estudios recientes, la coinfección respiratoria en la infancia aumenta la probabilidad de desarrollar a futuro asma en forma más frecuente y más  severa. O sea, un/a niño/a que tuvo una infección respiratorio de más de un virus a eso de los dos años podría desarrollar cuadros de asma a los siete años con mayor probabilidad que un/a niño/a que no tuvo. Ahora me estoy dedicando porque las coinfecciones se dan más frecuentemente en pacientes obesos y al estudio de a relación entre obesidad y pero curso clínico.

¿Cuál es tu hipótesis para explicar el aumento de coinfecciones en pacientes con sobrepeso y obesidad?

A nivel celular, la membrana podría tener más ácidos grasos de un tipo en particular que permitan que el virus entre más fácil. En la membrana plasmática encontramos acumulaciones de lípidos que están hechas básicamente de colesterol y que se conocen como balsas lipídicas. En ese «bote» van los receptores a los cuales se unen los virus, entonces, mi hipótesis es que, si hay más colesterol en la sangre, probablemente va a haber más colesterol en la célula y se formarán más balsas lipídicas, por ende, habría mayor posibilidad de puertas de entrada para los virus. Para ver si esto es cierto es que estamos trabajando ahora.

Hemos hecho estudios preliminares en ratones, donde se logra ver una tendencia que apunta en la dirección que nosotros proyectamos, pero, para que sea estadísticamente significativo, aún nos falta recopilar más datos.

Ejemplo de cómo se observa la amplificación genómica mediante la técnica de RT-PCR en tiempo real de virus respiratorios a partir de muestra de aspirado nasofaríngeo. La curva verde corresponde a la amplificación del control celular, la línea morada a parainfluenza virus (HPIV) y la rosada a bocavirus (HboV).

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