La investigación busca reflexionar sobre la elite en nuestro país bajo la premisa que, a pesar de la democratización de la educación superior, la elite sigue formando círculos cerrados, preservando su posición social y económica. El proyecto de investigación es liderado por la investigadora Dra. María Luisa da Rocha.

Existe en Chile, la idea de que, si un estudiante se matricula en cierto colegio e ingresa a cierta carrera universitaria, tendrá garantizado éxito económico y prestigio social. ¿Qué tan cierta es esta presunción?

Para resolver esta pregunta y otras interrogantes, la Dra. María Luisa da Rocha, investigadora de la Universidad Autónoma de Chile, realizó una investigación que busca reflexionar sobre la elite universitaria en nuestro país.

Las conclusiones preliminares del proyecto FONDECYT regular que está realizando la investigadora Dra. Da Rocha, titulado «Las elites académicas universitarias en Chile», se basa en la hipótesis de que -a pesar de los procesos de democratización de la educación superior- la elite sigue encontrando maneras de preservar su posición social y económica.

En este contexto, el estudio analiza cuáles son las carreras universitarias a las que ingresa la elite chilena y busca comprender en qué medida, las universidades y las carreras, se configuran como espacios de reproducción de la elite.  Este último concepto entendido no solo como “personas con capital económico sino también como personas que tienen un capital cultural o intelectual”, explica la doctora en Sociología.

El estudio Las elites académicas universitarias en Chile reunió datos de ocho carreras de las áreas de la Salud, Derecho, Economía y Administración de empresas, Artes y Humanidades y Derecho y Ciencias Sociales, en universidades públicas y privadas, tradicionales y emergentes.

«Los hijos de la élite saben que ya tienen su posición social y económica consolidada entonces, si lo desean, se pueden dar el lujo de estudiar una carrera [de Artes y Humanidades] que saben que quizás no les va a dar mucho dinero en el futuro».

Una de las principales conclusiones fue que ingresar a la universidad no representa para nada que los estudiantes ocupen luego una posición de prestigio o alto capital.

En palabras de la investigadora, es muy difícil llegar a la elite chilena a través de la universidad. Hay menos de un 1% de carreras universitarias que reciben a estudiantes del mundo de la elite cuyo estatus se mantiene después. “En su gran mayoría, los alumnos pasan por la universidad y eso no significa para nada que lleguen a esas posiciones de prestigio y de altos capitales”, afirma.


Desentrañando la conformación de la elite

Otra de las conclusiones que arrojó el estudio fue que, además de excelencia académica, para ingresar a las carreras que forman a la elite, hay que tener un sentido de vocación. Esto aplica en especial para carreras de las áreas de la Salud y de Artes y Humanidades.

Los resultados revelaron también que las carreras universitarias en Chile tienen un ethos, es decir, atraen a un determinado perfil de estudiante, situación que hace que la elite de nuestro país se reproduzca.
 
“Si yo soy una persona católica, conservadora, no voy a postular a la USACH para medicina”, explica la Dra. Da Rocha y puntualiza: “Entonces, hay ese encuentro, o casi una armonía perfecta, entre lo que yo quiero como estudiante y lo que la universidad quiere de mí”.

“Es importante señalar que nosotros, en este proyecto, una de las bases es que la elite no es un concepto homogéneo. Cuando hablamos de elite no estamos hablando de personas necesariamente con más capital económico. La elite es un concepto complejo donde existen muchas variables o factores que se interrelacionan”

Un concepto de elite heterogéneo

La académica proyecta editar un libro, en 2019, con los resultados de esta investigación que, además, utiliza nuevas herramientas metodológicas. “Estamos aplicando una técnica llamada retrato sociológico a través del cual queremos ver las distintas influencias socializadoras que tiene el joven de la elite de hoy y de qué manera las internaliza”, afirma.

“Queremos abandonar ese determinismo de la sociología de considerar, por ejemplo, que si soy de clase baja me tengo que comportar de determinada manera. Hoy en día, en una sociedad globalizada y moderna, las personas son mucho más complejas y eso es lo que queremos analizar en este proyecto”, finaliza.

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