El linfedema secundario es un efecto a largo plazo de algunos tratamientos contra el cáncer, actualmente no existe cura, por lo que el diagnóstico precoz es primordial para detener su progresión. Los métodos actuales de detección se basan en signos clínicos que se manifiestan cuando ya está en desarrollo. Un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Chile está explorando biomarcadores séricos que permitan pesquisarlo tempranamente.

Investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Chile en

Talca están trabajando para encontrar nuevos biomarcadores séricos que permitan la pesquisa temprana del linfedema secundario, «hinchazón» causada por la acumulación de líquido linfático que se produce, algunas veces, por la extirpación de los ganglios en tratamientos contra el cáncer de mama, entre otros. Esta hinchazón causar dolor y limita la movilidad de la extremidad afectada, lo que impacta directamente en la calidad de vida. Aunque es una enfermedad que no tiene cura, su tratamiento mejora mientras antes sea detectada, de ahí la importancia de este estudio publicado en el último número de la revista Lymphatic Research and Biology.

En Chile, cada tres horas una mujer es diagnosticada con cáncer de mama, siendo la primera causa de muerte de mujeres por cáncer en nuestro país. Para muchas sobrevivientes, el linfedema secundario es un riesgo latente: «el modelo experimental proporciona evidencia suficiente para explorar el uso potencial de los niveles séricos de ácido hialurónico (AH) y leucotrieno B4 (LTB4) como biomarcadores para predecir el desarrollo y la gravedad del linfedema adquirido en estudios clínicos en humanos. Podría, así, facilitar la identificación de pacientes con alto riesgo de desarrollar esta afección» señaló la Dra. Noelia Escobedo, una de las autoras del estudio.

Biomarcadores AH y LTB4
Un biomarcador se definen como sustancias que cambian cuantitativamente en el suero de un paciente durante el desarrollo de alguna enfermedad, por lo que constituyen indicadores medibles que entregan información de la presencia, evolución y gravedad de alguna enfermedad.

El equipo de investigadores observaron, en un modelo experimental en ratones, una tendencia al aumento de los niveles de AH y una disminución significativa de LTB4 en muestras de suero obtenidas de animales que desarrollaron linfedema. Investigaciones previas demostraron que ambas moléculas están involucradas en el desarrollo de esta afección.

El AH, es un polisacárido que integra la compleja red de proteínas y carbohidratos, llamada matriz extracelular , que rodea y brinda soporte mecánico a las células que se encuentran en los tejidos. EL AH tiene múltiples aplicaciones en el tratamiento de diferentes patologías, pero debido a su capacidad única para unir y retener moléculas de agua, su uso en tratamientos para la piel es el más conocido. El AH es transportado por la linfa y, cuando existe un daño en el sistema linfático como el linfedema, tiende acumularse en la zona afectada.

El leucotrieno B4 es un derivado del ácido araquidónico, un ácido graso omega 6 de los alimentos como las carnes rojas. Es el metabolito con mayor capacidad de atraer neutrófilos (tipo de glóbulo blanco) a un sitio de daño e inducir la síntesis de moléculas proinflamatorias llamadas citoquinas, sin embargo, cuando sus niveles son bajos, en los primeros días de inducido el linfedema, favorece la reparación de los vasos linfáticos dañados. Otros estudios han demostrado que el uso del antiinflamatorio Ketoprofeno, inhibidor de LTB4, mejora el linfedema en humanos.

Debido a la variación que experimentan los niveles de AH y LTB4 en el modelo experimental utilizado por el equipo de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, los investigadores(as) proponen evaluar la relación LTB4/AH como un predictor del desarrollo de linfedema secundario.

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