Síndrome de Burnout: un riesgo permanente para las y los trabajadores de la salud

Además de estar más expuestos al nuevo coronavirus durante la actual pandemia, los trabajadores de la salud se enfrentan a otro riesgo profesional: el Burnout o también conocido como síndrome del “trabajador quemado”, gatillado por un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito.

El Burnout o «agotamiento» en el lugar de trabajo, se ha convertido en un importante factor de riesgo laboral, que conlleva graves consecuencias económicas y sociales para la salud de los trabajadores y las organizaciones. Por esto la Organización Mundial de la Salud lo incluye en el manual de Clasificación Internacional de Enfermedades como un «síndrome ocupacional» que se caracteriza por tres dimensiones: 1) sentimientos de falta de energía o agotamiento; 2) mayor distancia mental del trabajo o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el trabajo y 3) eficacia profesional reducida, todas dimensiones referidas específicamente a los fenómenos relacionados con el contexto profesional y que no son aplicables para describir experiencias en otras áreas de la vida.

En términos generales el agotamiento ocurre cuando las demandas de un trabajo superan con creces las recompensas, el reconocimiento y los momentos de relajación. En el área de la salud, las y los profesionales están más expuestos a situaciones complejas y tensas, derivadas del trato directo con personas que sufren problemas de salud y sus familias, exponiéndoles a un mayor estrés, que puede gatillar el síndrome de burnout, que cómo indica un creciente número de estudios, se presenta con mayor frecuencia en el personal de atención médica.

Existen múltiples factores que pueden contribuir al agotamiento en el lugar de trabajo, variables sociodemográficas, el sexo, la edad o los años de experiencia profesional han demostrado ser importantes, además,  dado que no todas las personas expuestas a las mismas condiciones laborales muestran agotamiento, la importancia de las variables individuales, tales como la autoeficacia, autoestima y las habilidades de comunicación, entre otras, son especialmente relevantes para determinar el riesgo de desarrollar el síndrome Burnout.

Un estudio reciente de la Universidad de Almería en colaboración con la Universidad Autónoma de Chile analizó la relación entre ciertos factores de personalidad y la presencia del Síndrome de Burnout en el 1236 profesionales de enfermería. La muestra estaba compuesta por 1044 mujeres y 192 hombres, a los que se les aplicó una serie de cuestionarios alojados en una plataforma web, los que debían ser completados en línea y de forma individual por los participantes.

El equipo de investigación elaboró un cuestionario para recolectar datos sociodemográficos, información personal y laboral de los participantes, tales como situación laboral y el área específica de trabajo. Para evaluar específicamente el agotamiento, utilizaron un cuestionario breve, que constaba de 21 ítems organizados en tres grandes bloques correspondientes al fondo, los elementos y las consecuencias del síndrome Burnout. Los aspectos evaluados por este cuestionario incluían las características de la tarea laboral (por ejemplo, motivantes o no para el sujeto), el tedio (la monotonía y la repetición en las actividades laborales) y aspectos funcionales de la organización.

La investigación también analizó el compromiso laboral utilizando la escala Utrecht, la cual incluye los tres componentes constitutivos del compromiso con el trabajo: vigor, que se refieren a la energía con la que el empleado confronta su trabajo (voluntad de dedicar esfuerzos, no fatigarse con facilidad, y la persistencia frente a las dificultades, la dedicación referida a la percepción de que el trabajo realizado tiene sentido (sentirse entusiasmado y orgulloso por su labor, sentirse inspirado y retado por el trabajo, etc.) y finalmente la absorción, que se refieren a la inmersión del profesional en su trabajo (por ejemplo, si el tiempo pasa rápidamente y presenta dificultad para dejarlo).

Para evaluar la personalidad el equipo de investigación utilizó el Inventario de los Cinco Grandes (Big Five Inventory-10) una escala de 10 elementos que mide los rasgos de personalidad en cinco subescalas: Extraversión, Amabilidad, Conciencia, Estabilidad Emocional (o Neuroticismo) y apertura a la experiencia.

Los resultados del estudio mostraron que el agotamiento en trabajadores(as) de enfermería se asoció negativamente con 4 rasgos de personalidad, extraversión (tendencia a relacionarse con los demás y mostrar abiertamente los sentimientos), amabilidad, conciencia (que refleja la tendencia a ser responsable, organizado, estar dirigido a objetivos; y adherirse a las normas y reglas) y apertura a la experiencia (receptividad a nuevas ideas y experiencias, se relaciona con la creatividad), pero tuvo una relación positiva con el neuroticismo o el grado en que las personas experimentan emociones negativas. Las personas con un alto nivel de neuroticismo tienden a experimentar emociones negativas con mayor frecuencia que las personas con bajo nivel de neuroticismo, y sus emociones negativas tienden a ser más intensas y duran más.

Por el contrario, para el compromiso con el trabajo en profesionales de enfermería estos factores de personalidad mostraron el patrón opuesto. Mientras que el neuroticismo mostró una relación negativa con el compromiso laboral, la Extraversión, la Conciencia, la Amabilidad y la Apertura se correlacionaron positivamente con este.

El análisis de los perfiles de personalidad en profesionales de enfermería permitió a los investigadores identificar tres grupos diferentes y comparar los puntajes de agotamiento o Síndrome de Burnout. El grupo tres, que mostró puntuaciones superiores a la media en neuroticismo e inferiores en el resto de los factores, fue el que presentó más síndrome de agotamiento, seguido por el grupo dos, compuesto por profesionales que eran menos agradables y extrovertidos que el resto, pero que mostraban puntuaciones altas en los otros factores (es decir, conciencia, apertura a la experiencia y neuroticismo, aunque en este último rasgo las puntuaciones eran más bajas que el grupo tres). Junto a lo anterior, el primer grupo, caracterizado por puntajes altos en Extraversión, Amabilidad, Apertura a la experiencia y Conciencia, mostró una puntuación más alta en el compromiso laboral, seguido por el segundo y tercer grupo, respectivamente.

Estos resultados concuerdan con otras investigaciones que identifican el neuroticismo o estabilidad emocional como el elemento personal clave en el desarrollo del Síndrome de Burnout. De acuerdo con lo anterior, entre los profesionales que tenían este síndrome, aquellos con puntajes por debajo de la media en todos los rasgos del modelo Big Five, excepto el neuroticismo, mostraron puntajes de agotamiento más altos que el primer grupo donde se encontró el patrón de personalidad opuesto.

Este estudio pone en foco la importancia de los factores individuales y más específicamente, la personalidad, en relación con el desarrollo del síndrome de burnout. Esto resulta particularmente relevante en el contexto de la actual pandemia de COVID-19, dónde los niveles de estrés laboral, uno de los factores que determinan el desarrollo del síndrome, se encuentran especialmente elevados, ya que el personal de salud debe trabajar largas horas para tratar a pacientes contagiados con el nuevo coronavirus, mientras intentan evitar contraer la enfermedad y debiendo incluso aislarse de miembros de su familia para protegerlos de la exposición. Frente a los mismos factores laborales, la personalidad de cada trabajador(a) tendrá un papel decisivo en el desarrollo del agotamiento, lo que debe ser considerado en las medidas que deberán implementar los proveedores de salud para cuidar el bienestar de sus profesionales.

Referencia

Pérez-Fuentes, M.C.; Molero Jurado, M.M.; Martos Martínez, Á.; Gázquez Linares, J.J. Burnout and Engagement: Personality Profiles in Nursing Professionals. J. Clin. Med. 2019, 8, 286. https://doi.org/10.3390/jcm8030286

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