Regreso a clases

Publicado: 2 de Marzo 2021

El debate por el retorno presencial a clases se tomó la agenda durante los últimos días. Las autoridades señalaron que el inicio del año escolar sería voluntario, gradual, flexible y seguro. ¿Qué se necesita para cumplir con este último punto? ¿qué dice la ciencia al respecto?

Los estudios muestran que el mayor riesgo de contagio está en ambientes cerrados. De hecho, se estima que la posibilidad de contagio es 20 veces mayor en un espacio cerrado que uno abierto.  Un elemento importante para considerar; cada vez más la evidencia apunta a que COVID-19 se transmite por aerosoles, gotas de muy pequeño tamaño que transmiten el virus y que se desplazan mucho más lejos que las gotas de estornudos o tos.

Niños de todas las edades son susceptibles a la infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, es cierto que en general presentan cuadros clínicos más leves y con menos síntomas en comparación con adultos, por lo mismo, los casos de infección en niños pueden pasar inadvertidos e infectar a quienes tengan contacto. Existen varios artículos científicos en donde se demuestra que ellos pueden portar incluso la misma cantidad de virus en sus fosas nasales que un adulto infectado. En este sentido es bueno recordar que en Chile el primer foco de contagio fue en un colegio.

La respuesta es hoy la vacunación masiva, pero no es una solución instantánea. La inmunidad toma tiempo: la segunda dosis se considera dentro de un plazo de entre 21 y 28 días. Pero luego, hay que esperar 7 días (Pfizer) y 14 días (Sinovac) más para lograr un nivel de anticuerpos adecuados para estar protegidos. No debemos olvidar que las vacunas no previenen el contagio, más bien nos protegen de generar una enfermedad severa. Por eso se debe seguir manteniendo el uso de mascarilla, lavado de manos y distanciamiento social.

Contar con una sola dosis -si se considera el inicio de clases para marzo- es riesgo de infección para los docentes a través del contacto con personas asintomáticas, además estaría la probabilidad de generar una enfermedad grave. Abrir los colegios puede ser un peligro. ¿Cómo sopesar el riesgo sanitario y, a la vez, proteger a los niños del desgaste emocional por el distanciamiento social?

Entendemos que los centros de educación no solo se limitan a los aprendizajes académicos sino también es un espacio de socialización, de esparcimiento, inclusive de alimentación y salud en sectores más vulnerables, entre otros. Por eso, pese al severo aumento de casos de la segunda ola de coronavirus, la mayoría de los gobiernos europeos decidieron mantener las clases presenciales, incluso cuando las empresas y los lugares de trabajo estaban cerrados.

Organismos como la Unicef, OMS y Unesco señalan que, con las medidas de seguridad necesarias, las escuelas no son el principal factor de transmisión, criterio difundido por líderes como la canciller alemana, Angela Merkel pero, ¿en Chile están dadas esas medidas?

Mascarilla, distanciamiento físico, ventilación adecuada y evitar actividades en grupos grandes son imprescindibles. Las salas no solo deben contar con pocos alumnos, también deben ser ventiladas en forma reiterada y ojalá mientras sea posible por el clima, considerar hacer clases al aire libre ya que disminuye el riesgo de contagio.

Se pueden considerar medidas como alternancia que permitan combinar el aprendizaje presencial y a distancia, por un lado; y generar horarios escalonados a lo largo de la jornada escolar tanto para el inicio y término de clases, como para recreos, almuerzos y otras actividades. En la sala de clases se debe reducir el número de estudiantes y priorizar las actividades para que sean compatibles con el distanciamiento social. Se recomienda capacitar a docentes, personal escolar y apoderados sobre las medidas de limpieza, desinfección e higiene; y procurar que este protocolo detallado se encuentre disponible en distintos formatos e idiomas, de modo que sea accesible para todos. Por otra parte, el traslado de los alumnos a sus centros educacionales no debe quedar fuera, siendo otro factor relevante a la hora de tomar la decisión.

Por lo tanto, la vacuna no es lo único a considerar para decidir abrir o no un establecimiento. Necesitamos controlar la pandemia, esto solo es posible si se toman decisiones basadas en la evidencia científica disponible: para la reapertura es esencial garantizar las condiciones adecuadas que minimicen el riesgo de contagio y propagación del virus, si no es posible, es mejor retrasar el reingreso.

Dra.Loreto Fuenzalida, Dr. Nicolás Cifuentes y Dra. Daniela Toro
Grupo de Virología, Universidad Autónoma de Chile

Columna publicada en La Tercera.

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