Plantas antárticas entregan claves de adaptación al cambio climático

Estudió la resistencia de las especies Deschampsia antarctica y Colobanthus quitensis, y ahora aplica esa experiencia para conocer la respuesta que tienen plantas nativas del sur de Chile a las consecuencias del cambio climático. La agrónoma Claudia Rabert aboga por la eficiencia en la reconstrucción ambiental, al combatir los incendios forestales desde la ciencia básica.

El nombre científico de la hierba pilosa, o pasto antártico es Deschampsia antarctica, y es una de las dos plantas vasculares nativas del continente blanco. Fotografía: gentileza Lohengrin Cavieres/proyecto Anillo Art 11-02. UFRO, UDEC, UM.

La proliferación de incendios forestales en el sur de nuestro país es uno de los problemas que estudia la investigadora de la Universidad Autónoma de Chile, Claudia Rabert. La doctora en Ciencias indaga la respuesta que tienen las plantas de las especies Gevuina avellana, Notofaghus dombeyi y Araucana araucana a las temperaturas extremas: “Estamos viendo la respuesta que pueden tener algunos microorganismos al efecto del cambio climático. Esto, debido que ha aumentado la frecuencia y las intensidades de eventos de fuego, el objetivo es observar cómo esto ha afectado la microbiota asociada a las plantas forestales”, afirma.

La investigación indaga la respuesta que tiene la especie Araucana araucana a las temperaturas extremas. Fotografía: Dra. Claudia Rabert

El proyecto interno DIUA148-2018 busca identificar las consecuencias de este fenómeno en la microbiota asociada a especies arbóreas forestales del bosque templado lluvioso y a su término, espera identificar vías para fortalecer la resistencia de las plantas a los procesos forestales.

La Dra. Claudia Rabert se encuentra investigando el impacto del cambio climático en especies forestales de Chile. Fotografía: Nadia Politis.

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«Yo creo que uno de los problemas con los que vamos a tener que lidiar con el cambio climático es que vamos a tener incremento en número e intensidad de los eventos de fuego (…) Por lo tanto, vamos a tener que reforestar más y la idea es que esa reforestación sea más eficiente, que no haya tanta pérdida»

Según la Dra. Rabert, uno de los principales desafíos que genera el aumento de la temperatura del planeta es la eficiencia en la recuperación de los terrenos: «Yo creo que uno de los problemas con los que vamos a tener que lidiar con el cambio climático es que vamos a tener incremento en número e intensidad de  los eventos de fuego (…) Por lo tanto, vamos a tener que reforestar más y la idea es que esa reforestación sea más eficiente, que no haya tanta pérdida».

Además de esta investigación, la investigadora se encuentra realizando un segundo proyecto que busca desarrollar “un producto de estas bacterias asociadas, para potenciar el establecimiento en plantas forestales”. Según afirma, el proyecto Genera UA 17-07: “Debería ser un consorcio de bacterias que esté en contacto con la planta para  ayudar en su proceso de arraigamiento (…) En general, más que protección, la idea es que las bacterias ayuden a las plantas en su proceso de aclimatación y mejoren los procesos de absorción de nutrientes y que de esa forma la planta crezca mejor”.

La Colobanthus quitensis (perla antártica o clavel antártico) es una de las especies antárticas estudiadas. Fotografía: gentileza Lohengrin Cavieres/proyecto Anillo Art 11-02. UFRO, UdeC, UMayor.

Plantas antárticas como un modelo a seguir

La investigación que realiza la Dr. Rabert, quien está adscrita al Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Universidad Autónoma, se remonta a indagaciones previas que realizó en La Antártica durante los años 2014-2017. En el marco de un proyecto Anillo Conicyt ART 1102. UFRO, UdeC, UMayor, donde la Dra. Rabert participó como postdoc, se observó que: “Las plantas vasculares han respondido favorablemente en el crecimiento al incremento de temperatura. Entonces, una de las líneas que se indaga es el efecto indirecto de si hay más temperatura las bacterias que se asocian a estas plantas van a acelerar su tasa de crecimiento y actividad”.

En la época, el equipo realizó una investigación de disponibilidad de nutrientes y su efecto en el crecimiento: “Y se observó que, a medida que se incrementaban los nutrientes disponibles, las plantas desarrollaban un potencial de crecimiento más elevado que el que exhiben en la actualidad. De ahí se establece esta idea de que, en general, toda esta interacción suelo, bacterias y planta es la que potencia en general el crecimiento”, indica.

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«Estamos viendo la respuesta que pueden tener algunos microorganismos al efecto del cambio climático, esencialmente a las incidencias de los eventos de fuego en las especies forestales»

Fotografía de la especie Deschampsia antarctica tomada por la Dra. Claudia Rabert en la Antártica.

Tanto la investigación desarrollada a través de un fondo interno como el proyecto Genera se encuentran en una etapa inicial y el equipo está adquiriendo los insumos necesarios para su puesta en marcha. “Lo que se proyecta es trabajar en ambos proyectos con un foco en común. Lo que te comentaba de buscar las plantas forestales y buscar la microbiota está recién andando. Estamos empezando a adquirir todos los reactivos y los instrumentos necesarios para realizar el proyecto, cuyo objetivo es trabajar en identificar, aislar y poder formular un estimulador de crecimiento forestal que esperamos salga pronto”, puntualiza.

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«Se ha visto, en la Antártica, que las plantas vasculares han respondido favorablemente en el crecimiento al incremento de temperatura. Entonces, una de las líneas que se indaga es el efecto indirecto de: si hay más temperatura, las bacterias que se asocian a estas plantas van a acelerar su tasa de crecimiento y actividad (…)

Realizamos una investigación de disponibilidad de nutrientes y su efecto en el crecimiento y se observó que, a medida que se incrementaban los nutrientes disponibles, las plantas desarrollaban un potencial de crecimiento más elevado que el que exhiben en la actualidad en la Antártica. De ahí se establece esta idea de que, en general, toda esta interacción del suelo, bacterias y  planta es la que potencia, en general, el crecimiento»

Imagen de la especie Nothofagus dombeyi o Coihue en la región de La Araucanía, Chile. Fotografía: Dra. Claudia Rabert
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