Cuidar al padre para proteger al hijo

Publicado: 11 enero 2021

El estrés percibido por los padres se transforma en un factor potencialmente de riesgo para la calidad del apego y los estilos de crianza que despliegan en el cuidado y protección de sus hijos. Tiene múltiples implicaciones en el desarrollo futuro, por lo tanto, es importante explorar sus dimensiones y tipologías, apoyando la prevención de los trastornos de salud mental en los padres y cuidadores/as, como un ámbito prioritario en la intervención sociofamiliar. Eso hoy no sucede.

Dr. Eduardo Sandoval Obando Investigador asociado al Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible (IIDS) de la Universidad Autónoma de Chile

En los últimos años, los programas de apoyo a familias en contextos de riesgo psicosocial se han convertido en un foco importante en el diseño de sistemas de protección infantil. Justificado en gran medida por el alto nivel de maltrato; la evidencia que respalda la intervención familiar temprana en contextos de riesgo psicosocial; los múltiples estudios sobre experiencias adversas en la niñez y su impacto en el desarrollo humano; y el reconocimiento social gradual de los derechos del niño.

En particular, los Programas de Prevención Focalizada pertenecientes al Sistema de Protección de la niñez en Chile buscan intervenir en situaciones de vulneraciones moderadas de derechos. En la práctica, un dispositivo relevante para mitigar algunos de los efectos potencialmente negativos que provocan las diferentes formas de maltrato, negligencia o violencia, para mejorar la calidad de vida de las familias ingresadas. El problema está en que no se considera integralmente los indicadores de salud mental como un foco de trabajo promocional y preventivo, aspecto que contradice la evidencia internacional en este campo.

Varios estudios -incluido uno que realizamos recientemente- vinculan los altos niveles de estrés asociados con la crianza de los hijos con el deterioro de las habilidades de cuidado a altas tasas de abuso infantil y resultados negativos en el desarrollo. Es importante tener en cuenta que los niveles de estrés parental pueden variar en función de la percepción de los padres de las situaciones y sus estrategias de afrontamiento, por lo que las primeras intervenciones, educación y apoyo socio-comunitario a los padres y cuidadores de niños son fundamentales. Asimismo, la detección oportuna de los déficits en las competencias de los padres, y las implicaciones parentales de esto, permitiría implementar mecanismos de intervención oportuna, sistemática y coherente, considerando las necesidades y requerimientos de la familia, particularmente cuando se ubican en zonas vulnerables.

Asimismo, podría utilizarse desde una perspectiva de salud pública, legal y psicosocial. Mejorando la sensibilidad a las necesidades del niño/a, el tiempo y la calidad de la crianza, el placer diádico y la cooperación entre los padres. Necesitamos que la evidencia científica sea incorporada en los sistemas de protección de la niñez chilena.

Columna publicada en Diario de Atacama y Tribuna.

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