Implicancias ético-legales de las quimeras

Publicado : 30 abril de 2021

Equipo de científicos inyectaron células madre humanas en blastocitos de mono -embriones en fase temprana del desarrollo- la novedad no está en el experimento, que ya se realiza desde la década del 70, sino en que el estudio –publicado en Cell– logró mantenerlos vivos hasta por 20 días, lo que genera ciertas dudas éticas sobre el futuro de este tipo de investigación.

Los investigadores Juan Carlos Izpisua Belmonte y Jun Wu, dos de los autores del artículo, en una imagen de archivo fechada en enero de 2017. Fuente: DW.com

Tres embriones con una mezcla de células de mono y humano llegaron a crecer durante 19 días fuera del útero, momento en el que los investigadores interrumpieron el estudio. La comunidad científica se refiere a estas estructuras como quimeras, en referencia a los monstruos con cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón de la mitología griega.  

Los investigadores utilizaron óvulos de una decena de hembras de macaco cangrejero (un tipo de mono), los fecundaron con espermatozoides de la misma especie y, tras seis días de cultivo en el laboratorio, obtuvieron 132 embriones, con 110 células animales cada uno.  

El equipo luego añadió a esas estructuras 25 células humanas, previamente reprogramadas con un cóctel químico para ser capaces de convertirse en cualquier tipo celular: piel, músculo, hígado, corazón. A los 19 días tenían una bola mixta con de 10.000 células y un porcentaje humano del 7% como máximo, justo antes de que el sistema nervioso empiece a desarrollarse.  

Sobre este tipo de experimento la Dra. Mónica Araya, magister en bioética y miembro del Comité Ético Científico de la Universidad Autónoma de Chile señala que en los últimos años «ha surgido la necesidad de disponer de modelos genéticamente definidos, es decir, aquellos donde las mutaciones genéticas que predisponen o participan en el desarrollo de la enfermedad puedan ser controladas».  

Y agrega «esta necesidad unida al avance en tecnología ha conducido al desarrollo de modelos animales modificados genéticamente que expresan muchos de los procesos que tienen lugar en las patologías de las enfermedades humanas, esto ha permitido estudiar y reproducir los signos o los procesos patogénicos».  

En este sentido tanto bacterias como animales transgénicos ya se han convertido anteriormente en fábricas de proteínas humanas con «valoración ética positiva, ya que, en general no se afecta el bienestar del animal y posee beneficios. Sin embargo, interferir deliberadamente en el genotipo de los animales produciendo organismos genéticamente modificados puede amplificar las formas de causar daño por lo impredecible».  

En este caso, afirma la especialista en bioética, habría que aplicar el «principio de la precaución, en este caso no causar daño. También el de la responsabilidad donde es importante obtener resultados experimentales, pero no a cualquier costo».  

El problema ético con el uso de quimeras en la investigación es la creación de híbridos mitad humanos mitad animal y el dilema ético está en hasta dónde está permitido experimentar con animales.  

En Chile un experimento como el que se comenta está prohibido por la ley 20.120  la que «establece la libertad para llevar a cabo actividades de investigación científica biomédica en seres humanos, pero que tiene como límite el respeto a los derechos y libertades esenciales que emanan de la naturaleza humana, reconocidos tanto por la Constitución Política de la República como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes (artículo 2º)» analiza Hellen Pacheco, abogada y también miembro del Comité Ético Científico de la Universidad Autónoma de Chile.  

Según la investigadora «la cuestión a debatir es si basta que un ser sea medio humano para merecer un tratamiento conforme a lo dispuesto en esta ley» lo que tendría varios aspectos a considerar: técnica usada, criatura obtenida, entre otras. Y agrega «la tecnología una vez más ha ido mucho más rápido que lo que el derecho puede imaginar».  

La idea de una criatura medio humana y medio animal era ciencia ficción hace un siglo y lo sigue siendo, pero puede que en algún momento del futuro deje de serlo. Quimeras en mamíferos se realizan desde la década de 1970 para estudiar los procesos tempranos del desarrollo embrionario. La diferencia: por aquel entonces, los científicos utilizaban roedores y los organismos de dos especies no solían sobrevivir mucho tiempo.  

El gran paso que hizo posible el nuevo estudio se produjo el año pasado, cuando el equipo chino de la Universidad de Kunming desarrolló una tecnología que permitía que los embriones de mono permanecieran vivos y crecieran fuera del cuerpo durante un largo período de tiempo.  

Ya algunos especialistas se preguntan por qué los experimentos se han llevado a cabo en China, ¿es porque científicamente están más avanzados o es porque éticamente tienen más libertades? El objetivo planteado en la publicación habla de sentar las bases para la creación de órganos y, con esto, aumentar las tasas de trasplantes. Pero ¿se podrá usar para otros fines?  

Para la Dra. Mónica Araya «la Declaración Universal de Derechos de los Animales provee a la humanidad una filosofía que intenta proveer de un balance de la naturaleza, requisito básico de la misma supervivencia de la raza humana. De una u otra forma nuestra especie tendrá que cambiar el desenfreno y actitudes actuales antropocentristas y adoptar un modo de comportamiento con base en la defensa de la vida que sería el biocentrismo» finaliza.

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