Consumo de alcohol y respuesta inmune

Las recomendaciones sobre dejar de beber alcohol al menos durante 56 días para recibir la vacuna rusa contra el coronavirus -Spútnik V- encendió las redes sociales y generó alerta en la población. ¿Es cierta la necesidad de abstinencia para que una vacuna haga efecto? ¿qué medicamentos no debieran ingerirse con alcohol?    

Anna Popova, jefa sanitaria de la agencia rusa para la Defensa del Consumidor (Rospotrebnadzor), aseguró que había que dejar de beber alcohol al menos dos semanas antes de recibir la primera de las dos dosis que componen la vacuna. Además, la abstinencia debía mantenerse durante otros 42 días, es decir, 56 días en total, casi dos meses sin beber.  

Avisaba de que el alcohol reduce la habilidad del cuerpo de crear inmunidad, «provoca tensión en el cuerpo. Si queremos estar sanos y lograr una fuerte respuesta inmunológica, no beban alcohol» comentario que no ha hecho más que aumentar el número de personas que prefiere no vacunarse de momento.  

¿Qué tan cierto es? Hay que analizar el contexto: durante la pandemia, el consumo de vodka y otras bebidas alcohólicas, sobre todo cerveza, se ha incrementado en Rusia. Además, la petición se realiza en una época del año especial, año nuevo; la mayor celebración popular que incluye una semana de vacaciones oficiales, un periodo invariablemente relacionado con las reuniones de amigos y familias y el consumo de vodka y champán.  

«Considerando las cantidades de alcohol que se consume, sobre todo en fiestas como navidad y año nuevo, además del invierno ruso, se produce una presión o estrés sobre el organismo, que afecta el sistema inmune» señala el Dr. Desmond MacLeod-Carey del Instituto de Ciencias Químicas Aplicadas, Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Chile y agrega «si el sistema está inmunodeprimido podría no generar la respuesta esperada».  

El tema de mezclar o no fármacos con bebidas alcohólicas es algo ya estudiado. «Tenemos el bien conocido caso de Disulfiram que, al mezclarlo con alcohol, causa dolor de cabeza, taquicardia, náuseas y vómitos por mencionar algunos de los efectos adversos. A esto se conoce como efecto Antabus, que viene del nombre comercial del Disulfiram» señala el Dr. MacLeod-Carey. De hecho, lo venden en las ferias libres como “polvo mágico” para que el marido deje el alcohol. Y mucha gente recurre a esta solución para tratar problemas de alcoholismo.  

También existen algunos antimicóticos que causan este efecto Antabus, como ketoconazol y cloranfenicol. Los que actúan sobre el sistema nervioso también pueden verse potenciados, como los benzodiacepinas.  

En el caso de los antibióticos se cree que el mito surgió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se comenzó a tratar las infecciones de transmisión sexual (ITS) con penicilina. «Los soldados al tener unos días libres visitaban burdeles, donde gracias al consumo de alcohol olvidaban o no tomaban importancia a que estaban siendo tratados por una ITS, contagiando a las trabajadoras, y al resto de los soldados. Para frenar los contagios los médicos decían a los soldados que el tomar alcohol anulaba el tratamiento con los antibióticos y además les provocaba daño hepático. Con lo que pudieron contener la pandemia» relata el investigador de la Universidad Autónoma de Chile.  

El 9 de diciembre, Alexander Gintsburg, director del Instituto de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamaleya, que desarrolló la vacuna Sputnik V, aclaró, según la agencia TASS: «No estamos hablando de una prohibición completa del alcohol durante la vacunación. Es solo una limitación razonable del consumo hasta que el cuerpo haya formado su respuesta inmune a la infección por coronavirus. Y esto es cierto no solo para la Sputnik V, sino también para cualquier otra vacuna. Sin embargo, recomendamos encarecidamente que se abstenga de consumir alcohol durante tres días después de cada inyección».  

Frente a esto, varios especialistas en inmunología y la OMS han destacado que es la ingesta excesiva de alcohol la que tiene un efecto negativo en la respuesta inmune, no el consumo moderado.

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