Los celos pueden ser uno de los principales desencadenantes de discusiones de pareja y violencia doméstica, incluso durante el pololeo. Un equipo de investigación liderado por el Dr. Juan Carlos Peña de la Universidad Autónoma en Temuco, exploró las dinámicas de las relaciones afectivo-sexuales de estudiantes de educación secundaria de la ciudad de Temuco e indagó cómo éstas pueden derivar en violencia, incluso en redes sociales.

Desde la psicología, los «celos románticos» son el conjunto de respuestas afectivas, conductuales y cognitivas que se producen cuando un tercero, amenaza en forma real o imaginaria, la existencia de una relación, entendiéndose como una manifestación patológica propia de las relaciones interpersonales. Sin embargo, esta definición invisibiliza el hecho de que las emociones también obedecen a una construcción social. Investigadores(as) de la Universidad Autónoma de Chile en Temuco, de la Universidad de la Frontera y del Instituto Profesional AIEP, realizaron una investigación cualitativa, desde una perspectiva sociológica, para comprender la dinámica de los celos en las relaciones de pareja de estudiantes secundarios de la ciudad de Temuco.

El diseño de la investigación contempló la conformación de 12 grupos de discusión mixtos, con adolescentes de entre 15 a 19 años, de establecimientos públicos y con subvención estatal, abarcando una muestra total de 126 participantes. La información recogida de esta experiencia fue analizada y categorizada para extraer las conclusiones de la investigación. El principal hallazgo de la investigación fue la identificación de los celos como la base de la violencia de género en parejas, ejercida dentro de los establecimientos educacionales.

Normalización de los celos
La experiencia de los celos implica reacciones cognitivas y emocionales, mientras que la expresión de los celos implica un aspecto conductual. Las investigaciones apuntan a que la normalización de los celos en la población joven tiene su origen en una errónea interpretación del amor romántico, que los clasifica como signos de amor y preocupación por el otro(a). La idealización de la pareja impide dimensionar, por ejemplo, que el control del otro(a) constituye un detonante de la violencia de género.

El equipo de investigación, conformado por el Dr. Juan Carlos Peña de Universidad Autónoma de Chile, la Dra. Loreto Arias de la Universidad de la Frontera y la Trabajadora social Valeria Boll Henríquez del Instituto Profesional AIEP, encontró evidencia de la normalización de los celos en las creencias manifestadas por las y los estudiantes que participaron en los grupos de discusión, por ejemplo respuestas cómo: “Son normales los celos, pero no a tal grado de aburrir” (Alanis, 16), fueron habituales durante las discusiones grupales.

Análisis sociológicos previos han señalado que los celos se aprenden y son modelados por la sociedad y la cultura, variando con la evolución de los diferentes contextos. El equipo de investigadores(as) levanto información concordante, que revela que la ausencia de los celos en las relaciones de adolescentes en Temuco es percibida e interpretada como falta de interés en el otro(a), así lo expresa una de las participantes del estudio: “Yo creo que los celos no son un problema, porque eso demuestra que la otra persona igual te importa” (Tamara, 16 años). De lo anterior es posible inferir que, la regulación de la conducta y las reacciones emocionales de los celos constituye una “norma” social.

Otro hallazgo importante del equipo de investigación fue constatar que la percepción de los celos incrementa con el grado de formalidad de la relación, lo que implica la restricción progresiva de las libertades personales y de las amistades. Paulatinamente los celos emergen en las relaciones, especialmente en los hombres, derivando en distintas formas y grados de control sobre sus respectivas parejas, en palabras de las participantes: “Cuando uno se está conociendo los celos ni se notan, porque aún no son pareja. En cambio, cuando se comienza la relación ya hay como más poder sobre la otra persona, una cosa así. Yo creo que por eso se desconocen los celos (Emilia, 18 años). La manifestación explícita de los celos y el control, según los propios entrevistados, incrementa en la etapa formal o “pololeo”, sin embargo, no son reconocidos como una forma de violencia, sino como un elemento normal de una relación de pareja: “yo creo que los celos no son un problema en una relación, porque eso demuestra que la otra persona igual te importa, pero cuando es muy exageradamente ahí es como aburrido (Krishna, 17 años)”.

Celos virtuales
El estudio también identificó que la violencia en el pololeo se extiende a los espacios virtuales. manifestándose en tres dimensiones: privacidad, presión y control. Comienza con la renuncia a la privacidad, donde la confianza por el otro(a) se demuestra compartiendo las claves de acceso personales de diferentes redes sociales (Facebook, Instagram, correo electrónico, etc.), lo que se conoce como una “prueba de amor”. Las manifestaciones de presión y control incrementan con el avance de la relación, las y los adolescentes experimentan una invasión de su privacidad, al tener sus cuentas de redes sociales vigiladas, dando lugar al control explícito de las amistades. En esta etapa surgen solicitudes para eliminar a personas de las redes sociales que no cumplen con “criterios” para ser amigos(as) de sus parejas, consolidando el control sobre el otro(a), que en palabras de las y los adolescentes parece estar normalizado: “Si pasa, a una amiga, la pareja le pide explicaciones de por qué le puso me gusta a tal persona y le prohíbe tener algún tipo de contacto con esa persona (Camila, 16 años)”. Las redes sociales también son utilizadas para rastrear y monitorear a la pareja en línea, por ejemplo, el en caso de WhatsApp, permite acceder a la hora de desconexión y a partir de esta información las parejas pueden pedir explicaciones si se envían mensajes y no son respondidos de manera inmediata, así lo explica una de las participantes: “si ya te despediste ¿por qué tu hora de desconexión es más tarde? Eso siempre me preguntaba mi pololo (Tamara, 16 años)”.

El estudio exploratorio liderado por el Dr. Carlos Peña revela que el control en el pololeo es una práctica realizada principalmente por los hombres, la que es aceptada por las mujeres, lo que obedece a la socialización de roles de género y prácticas culturalmente aceptadas. El control en redes sociales ejercido por la pareja puede culminar en la renuncia a una red social, medida extrema, que implica renunciar al “yo virtual” perdiendo un espacio importante en la vida social de las y los jóvenes, que deriva en el aislamiento social, lo que constituye una forma explícita de violencia que experimentan principalmente, pero no exclusivamente las mujeres, por ejemplo, una de las participantes declaró: Yo eliminé todas mis cuentas, así estoy más tranquila. Todas las peleas eran por el Facebook, así que mejor los dos eliminamos las cuentas. Después igual terminamos, pero yo sigo sin reabrirlas (Josefa, 17 años).

Esta investigación aporta valiosa información de cómo funcionan los celos en las relaciones afectivo-sexuales de adolescentes de Temuco, dando luces de los aspectos que requieren mayor profundización en la generación de políticas públicas que aborden la violencia de género con evidencia y perspectiva local.

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